Os recomiendo la lectura del artícuode José Manuel Estrada de la Agencia Laín Entralgo en al revista ACTUALIDAD SANITARIA, que entre otras cosas nos advierte del peligro de caer en el reducionismo de limitar nuestras búsquedas a PubMed:

Existe pues un nutrido conjunto de recursos, todos ellos de acceso libre y gratuito, que a todos pueden sernos de utilidad para encontrar otra información, además de la suministrada por la omnipresente PubMed. Y no se trata sólo de buscadores como Google Académico (donde encontrar en la Red quién y cuántos han citado nuestro artículo) o como Trip Database o Excelenciaclinica (que localizan en Internet y clasifican por tipo de documento recursos relacionados con las evidencias científicas), sino de recursos más especializados como:

a)      Revisiones sistemáticas, en la Cochrane Library Plus, a texto completo y en castellano, traducidas de la original Cochrane Library (con mayor retraso del que desearíamos), o los Best Practice de la Joanna Briggs, institución enfermera australiana con proyección internacional.

b)      Guías de práctica clínica nacionales, en GuiaSalud, por fin un recurso de información en el que las 17 Comunidades Autónomas se han puesto de acuerdo para unificar esfuerzos y no duplicar, triplicar o cuadruplicar resultados (¿algún día podremos ver unificadas en una sola base de datos verdadera la trilogía IME, IBECS y MEDES?).

c)      Portales como el de Fisterra, con un sinfín de recursos propios (guías de práctica clínica, sobre todo) y una organización sistemática y sencilla de recursos ajenos (revistas, bases de datos, atlas…), que elaboran desde tierras gallegas, con no poco esfuerzo y mucha voluntad, un buen número de profesionales entregados a la causa de la información; o como Infodoctor, una fuente inagotable de recursos en Internet.

d)     Recursos de información al paciente, como Medlineplus, una página web rebosante de contenidos, con interfaz y documentos en castellano (e incluso tutoriales interactivos), elaborada por la National Library of Medicine para los ciudadanos norteamericanos y, por extensión, para todos los ciudadanos del mundo mundial.

e)      Repositorios y almacenes de artículos de acceso libre, como SciELO o PubMed Central, donde a modo de autoservicio el usuario puede obtener rápidamente el texto completo de un artículo de su interés.

f)       Catálogos de publicaciones, como nuestro querido C-17, con la información más relevante de las revistas existentes en las bibliotecas de salud españolas; REBIUN, el catálogo coordinado de las bibliotecas universitarias españolas; o WorldCat, un catálogo internacional producto de la cooperación mundial en red.

g)      Servicios de alertas bibliográficas como DIALNET, desarrollado desde la Universidad de La Rioja, donde encontrar información multidisciplinar, y cientos y cientos de referencias vaciadas según una inteligente utilización de la cooperación interbibliotecaria.

h)      Y, por supuesto, recursos tradicionales como las bases de datos Índice Médico Español (IME), del Centro de Estudios Históricos de Valencia; Índice Bibliográfico Español en Ciencias de la Salud (IBECS), del Instituto de Salud Carlos III; o MEDES, de la Fundación Lilly. Con información duplicada y complementaria, con coberturas diferentes, con interfaces diferentes, con funcionalidades diferentes… (¿Tan difícil sería crear una interfaz que permitiera consultar las tres simultáneamente, ya que parece imposible que las tres acaben fusionándose en una gran base de datos española de ciencias de salud?).

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